Con este nombre digno de una película de Mel Gibson se nos presenta un tabaco seco como el desierto de Arizona y puro como el de la pipa de la paz.
De hebras muy finas y practicamente sin venas ni ramas, al probarlo se tiene una sensación extraña, como si tuviera un componente ligeramente dulce que no se logra identificar. Todo queda claro cuando se leen los detalles escritos en la propia bolsa.
La norma de la industria del tabaco de liar es utilizar una humedad relativa entre el 16% y el 18%. American Spirit utiliza una humedad máxima en sus productos del 14% para, según dicen, evitar que el moho aparezca en el tabaco al no contener ningún tipo de conservante, humectante u otro aditivo de ningún tipo. Esto no significa, por supuesto, que deje de poseer todos los efectos normales de cualquier tabaco; la nicotina, alquitrán y monóxido de carbono siguen siendo parte normal de su combustión.
Al ser tan seco el cigarrillo puede calentarse demasiado y llegar a quemar con facilidad arrastrando consigo un humo más cargado de todo tipo de sustancias que impregnan con facilidad de olor a colilla. En la bolsa te indican que puedes ponerlo por las mañanas sobre una ventana para que se humedezca si esto te desagrada, aunque a mi parecer esto es una solución bastante chapucera.
En este punto te das cuenta de que ese sabor ligeramente dulce del que hablaba antes es probablemente almidón, lo que da una idea de la pureza de este producto. Mitad rubio, con un ligero toque de negro, como si cultivases tú mismo la planta, la secaras y la fumases.
Podría hablar y hablar de este tabaco, aunque la propia compañía tiene una página web con información detallada que no deberías dejar de visitar si sientes algún tipo de curiosidad.
En definitiva, esta es probablemente la mejor ocasión que tendrás de probar tabaco puro sin aditivos, tal y como se consumía originalmente, aunque esto no sea todo ventajas.
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